En un mundo en el que la digitalización y globalización continúan transformando los paradigmas convencionales, las empresas y negocios se enfrentan a desafíos constantes para mantenerse competitivos. En este escenario, la eficiencia operativa y financiera se ha convertido en un pilar fundamental. Es bajo esta coyuntura que surge la necesidad de optimizar los sistemas de pagos, y específicamente, el proceso de dispersión de pagos o payouts.

Hasta hace poco, las empresas se veían obligadas a navegar por un laberinto de procesos, plataformas y sistemas para realizar pagos a nivel global. Cada proveedor ofrecía soluciones fragmentadas, lo que resultaba en una experiencia desarticulada, ineficiente y costosa.